5/3/08

QUIEN QUIERA OIR QUE OIGA


Un centenar de personas presenciaron la proyección de Gaviotas Blindadas, un documental del colectivo “Mascaró, cine americano” en el Espacio 73 este fin de semana, construyendo una llamativa experiencia cinematográfica, histórica e ideológica. Lo que pasó, lo que se dijo, sus protagonistas.



La historia reciente de nuestro país parece un remolino, donde sus protagonistas y los hechos se cruzan de manera impensada, todo queda sujeto a interpretación. Tal vez por eso es que no hay una “historia oficial”, sino varias historias que tejen un panorama profuso. La historia del PRT-ERP no es la excepción, y oscila entre la ternura y la temeridad, entre el idealismo poético y la violencia política.


Más allá de lo anecdótico, de los ex presos políticos de raíz justicialista que se fueron apenas terminó la película y evitaron el debate, por el tono crítico hacia esa ideología y hacia la actuación de Juan Domingo Perón en esos años, hay mucho que contar. Y al igual que Mascaró, dejamos que lo cuenten los protagonistas.


Aldo Getino (electricista, 47 años) y Mónica Simoncini (editora, 33 años) son dos de los cinco realizadores que conforman este grupo, estuvieron en La Rioja este fin de semana, y contaron sus historias. Ambos se reconocen como “militantes” de las Madres de Plaza de Mayo, en cuya Universidad Popular realizaron el curso de Periodismo de Investigación, que los llevó a conformar luego Mascaró.


DataRioja (DR): -¿Cómo comienzan esta experiencia?


Mónica Simoncini (MS): -Empezamos trabajando con el tema de la contra-información, de confrontar lo que las noticias no contaban, con temas urgentes que se debían discutir, ahí nos lugar a una investigación más profunda, tocando el tema de la memoria de lucha de nuestro pueblo, y así comenzamos con la investigación de esta película.


Aldo Getino (AG): -Una de las facetas de nuestra formación era aprender a contar historias con la estructura narrativa del cine, y nuestros maestros en esto fueron los compañeros de Cine Insurgente.


DR: -¿Cómo encajan esta historia ideológicamente?


AG: -Revindicando la lucha y los sueños por un mundo mejor, de todos los compañeros desaparecidos, y los actuales que actúan en las fábricas recuperadas, los que están en la calle hoy, ellos son mis compañeros. Yo era un niño en la época en que estamos historiando. Mis ideas son socialistas, mi “ídolo” es el “Che” Guevara, la Revolución Cubana, y toda la gente que lucha por un mundo mejor. No tengo un partido, mi militancia es contar historias, para re-significar la palabra “socialismo”, la palabra “compañero”, la palabra “fraternidad”. La teoría de los dos demonios ha querido instalar que la gente que luchó por un mundo mejor eran terroristas, cuando acá el único terrorista que habido –en todo el mundo, pero especialmente en la Argentina- es el Estado.

MS: -Los cinco que integramos el grupo tenemos diferente preferencia partidaria, pero coincidimos en una idea de cambio y transformación social, de que cómo están planteadas las cosas no está bien, y que queremos aportar al cambio. No vengo de una familia de militantes, es mi propia inquietud la que me lleva. Concebimos la película como una posibilidad de tocar un tema –que podría haber sido cualquier otra historia-, y que agrega al debate en un montón de cuestiones que todavía hoy cuesta mucho abrir en la sociedad. Queremos conocer nuestra historia desde otro punto de vista y desde el que nos contaron.

DR: -¿Cómo trabajan?

AG: -Va a hacer 6 años que venimos trabajando, nos autofinanciamos con la venta de las películas, tenemos otros documentales con los que tuvimos la posibilidad de realizar viajes por el país, que aprovechábamos para realizar las entrevistas para esta película. Nosotros sostenemos que las películas las tenemos que hacer aunque no tengamos la cantidad de equipo o la cantidad de dinero que nos gustaría.

DR: -¿Cómo surge la película?

AG: -Fue una necesidad de contar estas historias que estaban soterradas. Sobre todo considerando que veníamos de una dictadura feroz, primero cívico-militar y después cívica, como fueron todos estos gobiernos post-dictatoriales, y consideramos que siempre había quedado un hueco, un agujero negro en la historia argentina –yo creo que deliberadamente- y tratamos de reconstruir la memoria histórica de nuestro pueblo, para que –como dice Rodolfo Walsh- la próxima vez no tenga que empezar de cero. Todos los pueblos latinoamericanos tenemos una historia muy rica de luchas, que queremos poner en el tapete, para que las nuevas generaciones que van a llevar adelante la liberación de nuestro pueblo las conozcan, y que puedan aprender de ellas, que puedan corregir los errores también, para que la próxima vez sea el triunfo final.

DR: -¿Cómo armaron la película?

MS: -No siempre tratamos de que el trabajo esté lo mejor posible, por más que sea un documental no deja de contar una historia, no deja de mantener la tensión del espectador, no deja de tener un poco de humor o un momento de distensión y un momento emotivo. Esas cosas van armando la estructura de la película. Nosotros no tenemos una gran formación en cine. Muchas veces nos encontramos con otros grupos de cine que están formados, por estudian cine. Ni vimos un montón de películas clásicas, de esas de la que hablan los que estudian cine. Pero si mucho mas en periodismo, otro compañero en literatura, pero ninguno de los cinco en cine. Entonces con el tiempo fuimos mejorando las técnicas de cámaras, de sonido, estamos aprendiendo sobre la marcha, aprendiendo no solamente lo técnico, sino transformándonos como personas, porque a medida que va uno recorriendo un camino, conociendo otras experiencias, esas cosas también te cambian.

AG: -Nosotros privilegiamos el contenido de la película, en lo político, en lo ideológico... La historia. Si nosotros esperamos a que el Instituto de Cine nos dé plata para hacer una película de estas características, no la hacemos jamás. Nosotros contamos la historia, el relato lo van haciendo los propios protagonistas. Lo que sí hacemos es una investigación periodística a fondo, leemos todos los libros habidos y por haber, y entrevistamos a la gente que tiene más protagonismo, y de ahí armamos la idea rectora. Porque el guión en el documental no existe hasta que no tenés acabadas las entrevistas. Trabajamos con hipótesis, como en cualquier investigación periodística, y la nuestra fue que el PRT-ERP fue la única organización que había plateado la cuestión del poder, y la había tirado a la mesa de la política argentina, que fue el único intento serio de construir el socialismo y de derrotar la burguesía.

MS: -Nosotros lo que tratamos de hacer es romper con eso que te enseña en cine, que antes de hacer un documental tenés que tener la productora que te produzca, el director, el director de fotografía. Tratamos de romper con eso, porque cuando uno esta detrás de todos esos circuitos, deja de filmar y deja de contar la historia. El objetivo nuestro es que con lo que tenemos de recursos técnico y económicos, dejar por sentado que si tenemos una historia, que la película se vea en todo los lugares posibles, que cuando se muestre se pueda promover un debate. Para nosotros la proyección de la película es una parte de la realización.

DR: -¿Qué esperan de la película?

MS: -Todo el tiempo con esta película teníamos miedo de que fuera de interés de los militantes, porque como era un tema que no estaba muy trabajado y no se tocaba, pero en realidad lo que nosotros queríamos hacer era contar la historia desde otro lugar. Es decir toda la juventud que creció con la teoría de los dos demonios, y escuchado lo que el poder le convenía contar. Nuestro interés era contar la historia desde otro punto de vista, darle la voz a un montón de gente que no tuvo mucha incidencia, y ese fue el eje de la película, de que hay un muchos jóvenes que se banque ver una película así, que entretenga. No queríamos hacer una autocrítica de lo ocurrido en los años setenta porque ninguno de nosotros había sido militante en el setenta preferimos hacer una película que dispare, que abra el debate, y no que nosotros seamos la voz autorizada de la autocrítica.

DR: -¿Se platearon en algún momento preguntar al otro lado, a los represores?

MS: -No nos lo planteamos... Muchas veces... Alguna vez fue discusión en el grupo, algunos consideramos como que ya tuvieron demasiado tiempo la voz, en las noticias, en el cine... Con total impunidad, con total libertad. En los casos que se les comprobó los crímenes, los que fueron responsables del genocidio, a mi no me hubiera gustado tenerlos porque no quiero darles más lugar, me gustaría que estén presos. Alguna vez se planteó por el tema del contrapunto, de mostrarlo. Creo que hubiese sido muy difícil. Más que no teníamos tanto tiempo para estar siguiendo alguien para que nos dé una entrevista. Y no creo que nos la hubieran dado.

DR: -¿Siguen en contacto con las Madres? ¿Siguen yendo a la Universidad?

MS: -Seguimos haciendo algunos talleres.

DR: -¿Hay alguna coincidencia con el rumbo que tomaron Hebe de Bonafini o Estela de Carlotto, en cuanto al apoyo explícito al gobierno de Kirchner?

MS: -No, la verdad que no. Todavía somos muy críticos. Si bien el gobierno tuvo una política muy buena en derechos humanos, todavía sigue desaparecido Julio López, hay presos políticos. No nos parece que el camino del gobierno sea un camino de liberación, de distribución equitativa.

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